La cantante de 49 años inició una lucha contra las multinacionales metalúrgicas que están en su país, y que echan mano a la energía geotérmica que se desarrolla allá, para facilitar la transformación de la roca bauxita, en aluminio (que por cierto, se extrae de Australia y Estados Unidos).
"Quiero que esta campaña despierte el interés en otros lugares", dijo Björk al diario The Guardian, agregando que esto no puede interesarle sólo a quienes están en Islandia, sino que debe interesarle a todos para poder detenerlo.
Por otro lado, Björk se unió a un grupo de científicos, desarrolladores de tecnología y a un coro de 24 mujeres, para lanzar el “Biophilia Project”: una iniciativa que definió como una “exploración multimedia del universo”. La idea es llevar este proyecto a diferentes colegios para estimular la creatividad de los niños, a través de una pedagogía musical, tecnológica y científica.