Fotos y video por Pia Ignacia Figueroa
Cuando se espera mucho por algo, siempre existe la posibilidad de que no sea como uno lo espera. Para bien o para mal. Y lo que se respiraba ayer en la Pista Atlética del Estadio Nacional era, en mayor medida, eso: expectación. No mera nostalgia, como algunos han querido hacernos creer.
Una de las formas de mirar la música es como bandas sonoras personales. Podemos estar horas discutiendo sobre la pulcritud de un solo de guitarra o la prolongación de una nota alta por parte de un vocalista, pero si no te mueve las tripas, entonces no sirve de nada.
En el caso de Blur, sus fanáticos en Chile esperaron a lo menos 20 años. Y exactos 14 si tomamos en cuenta su tristemente fallido debut en 1999. Y lo que lo hizo más emocionante aún: tras su separación, y la consiguiente diversificación de sus integrantes, verlos parecía imposible.
Revisar los registros y documentales que se han escrito desde su reunión a cuentagotas, en 2008, hacía temer ante la posibilidad de ver a una banda que podía ser la triste sombra de lo que alguna vez fueron. Como tantas que vienen a Chile y que no queda otra que conformarse con eso.
Pero no fue así. Si algo ha pasado con el correr de los años, ha traído más beneficios que problemas para los ingleses. Quizás en 1999 estaban en su mejor momento creativo, pero también es cierto que apenas se soportaban. Hoy la distancia les ha permitido madurar, volver a quererse, abrirse a la posibilidad de grabar nueva -y muy buena- música, y elegir un buen equilibrio entre hits radiales y perlas escondidas para fanáticos, que en vivo cobran nueva vida.
En este último segmento encontramos las siempre subvaloradas "Out of Time", "Trimm Trabb" y "Caramel", que no en vano fueron juntas y que parecieron ser de los momentos favoritos de la banda sobre el escenario. Abajo, el público desataba una energía que llevaba años contenida, y que se liberó con más fuerza en momentos como "There's No Other Way" o "Song 2", pero que también supo contemplar con emoción en otros como "The Universal", "Tender" o "To the End".
En vivo, Blur demostraron por qué fueron la banda inglesa más completa de su generación. Con músicos que están lejos de ser virtuosos o pulcros, pero que tienen algo que vale mucho más: ser ingeniosos, ser capaces de reinventarse constantemente y de emocionar desde las tripas.
Podrá haber faltado una que otra canción ("Charmless Man", "No Distance Left to Run" o, inexplicablemente, "She's So High"), sí; habría sido perfecto tener alguna salida de libreto por la visita frustrada del '99, también, pero el grueso de la gente que fue sabiendo de qué se trataba esto, se devolvió exactamente con lo que querían.
A veces lo musical necesita razones extra musicales para ser histórico. La de ayer fue una de ésas. Ojalá no tengan que pasar otros 20 años para verlos de nuevo.