El líder de Interpol tocó en Santiago
Por Consuelo Costas
Fotos: Andrés Lagos
Paul Banks puede jactarse de tener fans de los más fieles. Aún después de un cambio de locación de último minuto que llevó a un retraso de más de tres horas, el público –para nada masivo, pero suficiente para un show de las características del que el líder de Interpol mostró anoche en Kmasú Premium- contempló tranquilamente y con buena disposición la presentación de Banks, segundo álbum de Paul como solista y primero que lanza bajo su nombre real.
El concierto fue un repaso equilibrado entre este disco y su entrega anterior, Julian Plenti Is… Skyscraper, de 2009, donde el músico abandonó su identidad por un rato para jugar con un viejo alter-ego que data de sus días de estudiante, cuando necesitaba un nombre para inscribirse en tocatas universitarias.
Las puertas se abrieron a las 00:40. Afortunadamente la banda no se hizo esperar mucho más, y minutos antes de la 1 de la madrugada empezaba el show con “Unwind”, seguido por “Fun That We Have”. La combinación de estos temas -pertenecientes ambos al primer disco, y que figuran entre los más rápidos de su repertorio- fue una jugada inteligente e inauguró la atmósfera entretenida y relajada que se mantuvo a lo largo de todo el concierto.
A continuación, la banda se dedicó a intercalar temas antiguos y nuevos, mostrando así casi por completo el nuevo álbum pero sin dejar de lado lo mejor de …Skyscraper. El público, tranquilo y contemplativo, pareció despertar levemente con los acordes de “Fly As You Might”, que vino seguida de “No Chance Survival”. Otra vez dos temas del primer disco, ahora no tan enérgicos como los del principio pero cuya lentitud permitía reconocer muy claramente la serie de matices sonoros que los componen, y que Paul Banks y su banda se encargaron de reproducir fielmente.
Pronto el show empezó a adquirir potencia (durante la primera media hora Paul hacía señas incesantemente al sonidista para que subiera el retorno), y no pasó mucho tiempo hasta que todos corearon “Young Again”, primer single de Banks, que hacia el final se fue transformando en “Lisbon”, tema completamente instrumental que continuó perfectamente al anterior.
Lo siguiente fue una continuidad de temas nuevos –entre ellos el esperanzador “No Mistakes”, que resalta entre la oscuridad de muchos de los temas de Banks-, que se extendió hasta que la banda tomó un descanso muy breve para volver con “Skyscraper”, y finalmente cerrar con “Games For Days”, uno de sus temas más populares, que evidentemente estuvieron guardando para el final y que todos disfrutaron.
En términos simples, el concierto estuvo parejo. Tocaron lo que tenían que tocar, nada faltó y nada sobró. Fiel al estilo pulcro y cuidado de Interpol, Paul Banks se dio el gusto de mostrar a un pequeño público las canciones que quizás significan más para él en el último tiempo, de forma muy profesional y agradeciendo constantemente a la audiencia por estar ahí.