Pero cree en la "fuerza de la mujer". Pff.
Por Isi Urzúa.
No espero que las artistas pop sean más de lo que son: caras bonitas a las cuales podemos imitar con alguna tenida y que dejan sus canciones pegadas en nuestros cerebros cuando las escuchamos.
Al principio me indignaba que Rihanna estuviera volviendo con Chris Brown, el hombre que le pegó y la dejó botada en una vereda en el 2009. Me daba rabia que una persona con tanto poder como ella desaprovechara su oportunidad de hacer algo realmente potente: ejemplificar sobre la dignidad de las mujeres abusadas. Pero eso no pasó, y ahora quiere hasta tener un hijo con ese tipo. Y aquí el error es mío: asumí que Rihanna se había empoderado de un cierto feminismo al no tener miedo de su masculinidad y enfrentar la sexualidad directamente como en la canción "S&M", o carretear con Snoop Dog o a veces verse exquisita y a veces salir a la calle sin maquillaje. Pero no, es simplemente un producto y los productos no piensan.
Por eso cuando le preguntaron a Katy Perry si es que era feminista, su respuesta tan increíblemente tonta no me causó un enfisema pulmonar ("No soy feminista, pero creo en la fuerza de la mujer"). ¿Qué más podemos esperar de Katy Perry, si para hacerse famosa cantó que se había agarrado a una mina y que le gustó, pero que su pololo se podía enojar, y después de lograr el estrellato se mantuvo siendo una mujer religiosa y se siente culpable -dice -por haberse divorciado?
Yo no espero de Katy Perry un ejemplo para las mujeres. No espero de ella frases inteligentes, sólo espero una nueva idea para teñirme el pelo, y alguna canción para bailar con la Bambi en la radio. Sobre todo porque lo más probable es que no sepa realmente qué significa ser "feminista", y más bien crea que es sinónimo de no depilarse y no usar sostenes y ser lesbiana o algo muy poco "California Girl", donde "fuerza femenina" es distinto que "feminismo".
¿Y sabes qué? Bien por Katy Perry, que ella siga agradando a la gente como mejor pueda. El deber del resto de nosotras, las mujeres normales, es vivir la revolución todos los días, para ejemplificar como ellas no lo hacen, y enseñarle a las mujeres más chicas que igualdad de género y fortaleza, no son antónimos de feminismo.