Natalia Díaz, una amiga de R&P, nos cuenta su experiencia en Inglaterra.
Por @nataliadiaznu
Hace años que no tenía vacaciones. Por eso junto a mi novio decidimos partir a Europa con la idea de ver grupos que probablemente sea difícil que pisen tierras chilenas, aunque no perdemos la esperanza. Pagando el viaje con el sudor de nuestra frente, nos dimos el gusto de ver algunas maravillas musicales como Stones Roses, The Cure, Noel Gallagher, con el que me repetí el plato, y Portishead. ¡Qué bonito es el verano europeo!. El último destino de este viaje fue Inglaterra, donde Blur agendó apenas cuatro conciertos fuera de Londres, para mil personas, antes de su show en Hyde Park en la clausura de los Juegos Olímpicos. Como nos gusta mucho esta banda alcanzamos a comprar tickets para la ciudad de Wolverhampton, los que se agotaron al toque.
Llegamos e hicimos la fila con otros jovencillos. De tanto esperar, mi novio salió a dar una vuelta y yo me moví para esperarlo, me fui a mirar y al final me quedé sentada en la esquina de la calle del teatro. Estaba ahí cuando de pronto sale muy escondido de un rincón caminando hacia una puerta (donde iban a probar sonido) el mismísimo Damon Albarn. Yo sólo atiné a decirle "¡Damon!” obvio, estaba sola y había unos guardias que me pusieron esa cara amable de "NO". Pero volví a llamarlo y le dije “¡Damon! vengo desde Latinoamérica, desde Chile, sólo para verlos”. Cuando me escuchó, paró y le dijo a los guardias "todo bien", se acercó, me saludó y me dijo "en serio de Chile, wow". Nos saludamos de nuevo y con el poco tiempo que había sólo le dije: “te puedo tomar una fotografía”. Me dijo que sí, posó y se despidió.
Mientras eso ocurría Graham Coxon y Alex James pasaban por atrás, pero bueno, no se podía hacer todo a la vez. Al minuto llega mi novio y le cuento todo.
Al escucharnos se nos acercó un tipo, que después supimos era el manager, y como oyó que le dije a Damon que venía desde Latinoamérica se puso a conversar con nosotros porque le llamó la atención de lo lejos que veníamos.
Le contamos que habíamos decidido viajar, porque la única vez que hubo una oportunidad de verlos, todo se había funado por la detención de Pinochet en Londres.
Esa vez sólo fueron a Argentina y él se acordaba perfecto. Estábamos en eso, cuando llega en taxi Dave, el baterista, y el manager amablemente le contó nuestra travesía y se quedó conversando con nosotros un par de minutos. Muy gentil, nos decía que le hubiera encantado haber tocado alguna vez en Chile.
Después de toda esta buena onda, entramos al recinto, llamado Civic Hall, que para que se hagan una idea es como haberlos visto en la Blondie o en el Teatro Oriente. Comenzaron con el clásico “Girls & Boys”, canción que de tanto oírla por años te puede aburrir, pero escucharla en vivo tocada por sus propios dueños es otraaaaa cosa. Fue una noche de puros hits: “Beetlebum”, “Parklife”, “Tender”, el maravilloso tema "Caramel", “Coffe & TV”, “Song 2”, “Out of Time”, “Country House”, “London Loves”, “Sunday Sunday” y un largo etc. En total tocaron 27 canciones.
Lo sorprendente de ver a Blur en vivo, aparte de lo bien que suenan, es la energía que derrocha la banda durante 1 hora y 45 minutos. Creo que Damon Albarn es uno de los mejores frontam que me ha tocado ver. Arriba del escenario aún parece que tuviera veintitantos. Coxon seco como siempre, no es el mas carismático pero eso da lo mismo, matemático a morir en cada nota, al igual que Dave Ronwtree y Alex James. Además cuentan con unos excelentes coristas y un invitado llamado Khyam Allami que tocó la cítara en “Out of Time”.
Durante todo el concierto, Albarn interactuó con el público, salió del escenario y se tiró encima de todos nosotros. Echaba la talla, tiraba agua y todo eso. Blur no sólo es parte de la archi-usada etiqueta del brit pop. Blur es mucho más que una banda noventera, es puro rock and roll en vivo, en actitud y en sonoridad. Los años no pasaron en vano por ellos. Si después del Hyde Park anuncian el fin absoluto que se rumorea, me quedó tranquila. Cada luca que me gasté en todo este viaje valió la pena con este broche de oro para mis vacaciones.