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Mi canción favorita de Florence + The Machine

Equipo Rock&Pop |

Esto es lo que escribió el primer ganador del Ceremonials autografiado. 

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Por Michael Chávez.

Cuando conocí Florence + The Machine nuestro primer encuentro no fue muy amigable que digamos, no toleraba mucho escuchar sus canciones, sin embargo le di una oportunidad para ver qué salía de todo esto. Por lo visto no me equivoqué al haberle otorgado esa oportunidad: conocí por lejos a la mejor banda del último tiempo, su pelirroja vocalista, Florence Welch, un tanto desaliñada, pero hermosa a su manera, me enamoró con su voz, me cautivó con su poesía, pues para mí sus canciones son obras del arte más puro que existe, que hasta a la persona más exigente en gustos se puede volver adicto. Son toda una inspiración para mí, hablan de la vida, de la muerte, de las relaciones, de temas complicados como la infidelidad, entre otras. Letras muy elaboradas y radiantes de luz, un espectro aún no conocido a la vista de un simple mortal, que cuenta historias, cosas de la vida real, expresadas de una forma única e invaluable, que aunque Florence muchas veces ha expresado que sus canciones no significan nada en su mayoría, yo siento que significan demasiado y tal vez si no fuera por ella mi vida sería diferente, su influencia es clara y su talento me llevan a ella por simple devoción.

De todas sus canciones no sabría cual elegir como favorita, pero hay dos, una de cada álbum, con las que me deshago en mil pedazos. Primero, desde el animal y anatómico Lungs, con el cual me identifico mucho, florece la onírica "Rabbit Heart", musicalmente perfecta, arreglos de arpa cautivan desde el comienzo, ver su video por primera vez fue algo mágico y impredecible, algo inexplicable, se me apretó el estomago de manera que me quedé pasmado con la historia incluída en esos 3 minutos de perfección, no creía lo que estaba viendo, en mi mente pensaba cada palabra de la letra como si estuviera poseído, en trance, agobiado de todo y mi única manera de escapar de la realidad en ese momento era esa melodía. En ese tiempo pasaba horas dejándome llevar por la dulzura de esas notas cantadas por esa voz tan especial, parecía algo irreal, algo que no pertenecía a este planeta, una de aquellas voces únicas que jamás comprendes del todo, pero no es necesario hacerlo, solo sirve cerrar los ojos y vivir el momento en plenitud.
Ceremonials fue un disco que escuché con recelo, después de haber vivido meses completos inmerso en el sonido de Lungs, y de haberlo catalogado como armonioso y feliz, me encontraba con una faceta completamente distinta, con un disco mas lúgubre y ruidoso, con arreglos musicales muy calmados y melancólicos, hasta otros estruendosos y divergentes que escupían la metáfora de la manera menos sutil posible, muy experimental, en el ambiente de caos que llevaba consigo un disco tan desorganizado, lo que hice fue refugiarme en la tranquilidad de "Never Let Me Go", con la fragilidad y la tristeza que me caracterizó por un tiempo, me perdí en aquella melodía oscura, llena de sombras que sucumbían en el oído y parecian tener vida propia, recordaba la etapa más abrumadora de mi vida en donde me encontraba abatido y humillado, solía temerle a la sociedad y tenía un gusto injustificado por vivir aislado y sin contacto con casi nadie, sin ganas de vivir la vida, sin esperar nada de mí, con la fe en el futuro completamente perdida; pero a la vez me sentía indefenso con unas ganas tremendas de tener a alguien a mi lado, de no sentir más ese vacío.
"Never Let Me Go" proyecta mi lado más sensible, y la sensibilidad no es algo que me caracterice, sin embargo, la voz de Florence con estos versos, logra llegar a lo más profundo y escondido de mi ser, superando todo lo malo, siento ganas de llorar, de alegría y de tristeza a la vez, me hace pensar que aunque las cosas anden mal siempre va a haber algo o alguien por que luchar, por lo que no debo dejarme caer, ya que cuando menos lo piense llegará ese alguien que tan ansioso espero, para que nunca me dejé ir de su lado, me mantendrá por un tiempo inmensurablemente en su regazo, sintiendo como si estuviera en el paraíso, mi corazón late al ritmo de la canción y mi mente se desconecta del mundo, me quedo ciego para sentir en mi mismo lo que nadie puede ver, hasta que aparezca alguien en el horizonte, con una sonrisa en mi cara, mantengo la esperanza viva, para en ese entonces seamos uno solo.

Gracias Florence.

 

 

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